Pensamiento 5

Hoy hace casi cincuenta y dos horas que no hablamos, a decir verdad ayer estuve a punto de escribirte, pero después pensé, no, no necesito hablarle, puedo estar perfectamente sin saber de él, soy una persona capaz de estar feliz, de tener una vida más allá de alguien. Pero entonces me imaginaba que sonaba el celular y eras vos, es ahí que dude, fue ahí que mi cabeza empezó a decirme cosas como, háblale, si total no perdes nada, háblale y decile que te molestó saber de ese concierto al que no te invito.
Me dejaste afuera, se supone que soy tu amiga, y las amigas están ahí siempre, sobre todo para alentarte y aplaudirte cuando haces algo que te gusta mucho, quise estar ahí sabes, me habría gustado que me invites como lo hacías antes, como esa vez que fui a verte al teatro Colón y apenas tenía ganas de salir de la cama, lo hice por vos, estaba triste, pero quería estar ahí para vos, si vos decís que me pusiste a mi como prioridad infinidad de veces, te digo que yo hice algo bastante parecido, y no me quejo, porque todo el tiempo lo hice con amor, con la esperanza de que me mires de la misma manera en que yo te miraba a vos, me metí en tu vida, tal vez algo de más, no tengo justificación, estuve mal en muchas cosas, pero al fin entendí que nada de lo que haga va a hacer que me mires como yo quiero, vos miras siempre en la dirección opuesta, miras a quien no te mira, a quien no sabe mirarte de verdad, supongo que ahí no corres peligro de enamorarte, no corres riesgo de que te lastimen, lo acepto sabes, tenés miedo, todos tenemos miedos, pero todo lo que quise hacer es quitar esos miedos con amor, con abrazos, con estar presente de la mejor manera que creía poder hacerlo; a veces no importa cuántas buenas intenciones haya, si el otro no quiere mirarte, no lo va a hacer ni porque te pases toda la vida poniéndote en frente.