Vos. El que me conoce casi de memoria, si yo fuera un
reloj, vos podrías clasificar cada una de mis piezas. Lo sé, y no me preguntes
como, pero tengo la certeza de que podrías desarmarme y rearmarme tantas veces
como quisieras.
Porque me viste en mis peores momentos, me viste llorar
y sentir que me ahogaba en un rio que yo sola me había creado. Me diste la mano
y me dijiste que todo iba a estar bien, aunque para mí solo hubiera nubes
grises en el cielo.
Simplemente vos. Que me desarmaste el mundo sin
saberlo, y me armaste uno nuevo, en el que soy yo misma. Ahí sonrio, tanto que
llego a olvidar que estoy triste. Veni, seguí acomodando piezas, que aún tengo
algunas perdidas por ahí, pero no importa si faltan ahora, siempre encontras la
manera de que lo olvide por un rato, o quizás por algunas horas.
No pido mucho, solo tardes y momentos para... Abrazarte,
porque eso es todo lo que necesito, es todo lo que necesitas hacer para
desarmarme y volverme a armar en unos cuantos segundos.